Lima, agosto del 2021.- Después de una década compleja y a pesar de los desafíos relacionados con la pandemia de la COVID-19 durante el último año, la industria minera mostró una capacidad impresionante para recuperarse, señala el Boston Consulting Group en su último informe ‘Creación de Valor en Minería 2021’.
“A pesar de un comienzo de año difícil debido al impacto de la pandemia, la industria minera terminó 2020 con un retorno anual para el accionista de 26%. Esto ha sido impulsado en parte por el aumento de los precios de los commodities, que terminaron 2020 en niveles mayores que en la etapa pre COVID-19, y continuaron su tendencia durante 2021”, asegura Agustín Costa, Managing Director & Partner de BCG y uno de los autores de este informe.
Sin embargo, aún con esta rápida recuperación en 2020, la industria minera ha cerrado una década con dificultades para agregar valor: la medianía de las 91 compañías mineras analizadas para el reporte de BCG tuvieron un retorno total para el accionista negativo de -3,8% anual durante la última década, con más de la mitad de las compañías mineras con TSR negativo
Una mirada retrospectiva a un año aterrador pero sorprendente
El comienzo de la crisis del COVID-19 hizo que los precios de los commodities bajaran entre un 10% y un 20%, aunque la mayoría se recuperó posteriormente y lograron un crecimiento neto durante 2020.
Por ejemplo, los precios del mineral de hierro se recuperaron en un 62% durante el resto de 2020, después de una caída de dos dígitos en el primer trimestre del año; fue el commodity minero con mejor desempeño el año pasado.
El precio del aluminio se vio muy afectado en 2020, pero terminó el año con un alza del 14%. En tanto, el oro -tradicionalmente un refugio de inversiones ante incertidumbre- subió un 19% en ese periodo. Incluso los precios del carbón han experimentado una recuperación hacia los niveles de principios de 2019.
Los TSR (Retorno Total al Accionista, por sus siglas en inglés) también sufrieron a principios de 2020. Algunas compañías mineras más grandes vieron caer su TSR entre un 25% y un 50% a fines de marzo de ese año, cuando los gobiernos impusieron las primeras cuarentenas.
Las valoraciones de algunas empresas diversificadas cayeron hasta un 50% en esos primeros meses. Pero los TSR para la industria minera en su conjunto se recuperaron por completo al final del año, lo que arrojó un rendimiento medio del 26% para 2020.
Podría haber sido mucho peor: Comenzando 2020, las empresas mineras (excepto las productoras de oro) tenían índices de apalancamiento altos y márgenes de EBITDA menores que al comienzo de la crisis del 2008, incluso habiendo aumentado los ingresos en un 33% en la última década. Durante la década pasada, su deuda se duplicó, y para 2019 su índice de cobertura de intereses promedio era un tercio de lo que era en 2007 previo a la crisis global financiera y a pesar de las tasas de interés más bajas (Exhibit 2).
“Para fines de 2020, y a medida que comenzaron a emerger de lo peor de la crisis pandémica, las empresas lograron registrar un crecimiento en sus ingresos y lograr aumentos modestos en los márgenes en comparación con 2019. Todo ello a pesar de que los precios de commodities mineros no se recuperaron a los niveles previos a la crisis hasta el tercer o cuarto trimestre de 2020. Esos aumentos están fortaleciendo los balances y reforzando la resiliencia de cara a la próxima década”, comenta Agustín Costa.
Una década difícil
A pesar del buen cierre del último año, las compañías mineras han tenido dificultades para agregar valor en la última década. Desde 2010, la industria ha promediado rendimientos negativos, sin generar valor para sus inversores. Para las 91 empresas de nuestra muestra, la mediana del TSR fue de -3,8% entre 2010 y 2020. En ese mismo período, el TSR anual promedio del S&P 500 fue de 14%.
El desempeño de la última década no estuvo estrictamente relacionado a elegir el commodity correcto. Para cada commodity minero hubo empresas que lograron agregar valor y obtener TSRs positivos, así como empresas con malos resultados.
La única excepción fue para el carbón: casi todas las compañías de nuestra muestra tuvieron TSRs negativos en la última década, con una mediana de -8%, efecto de los compromisos mediambientales en generación energética y producción de acero. Fuera de este ejemplo, en el resto de los minerales –oro, cobre, litio, entre otros– podemos encontrar ganadores y perdedores, y aprender de lo que hicieron los principales creadores de valor.
El 2020 fue un año difícil para la industria minera, y la última década fue aún peor, pero pueden venir días mejores. Las empresas del sector están mostrando una confianza renovada, impulsada por los altos precios de las materias primas, menor preocupación por el exceso de capacidad y una clara tendencia a la electrificación en todo el mundo.
¿Estamos viendo el inicio de un nuevo ciclo positivo?
Es difícil decir si estamos ante un nuevo ciclo positivo, a pesar del reciente aumento de los precios de las materias primas. La falta de claridad sobre dónde nos encontramos
en el ciclo de la industria complica la toma de decisiones de las empresas sobre exploración y fusiones y adquisiciones.
“La industria se ha tornado más fragmentada desde el 2011, de manera más reconocible en cuanto al cobre, níquel y el oro. Casi la mitad de la producción de níquel y oro proviene de entidades más pequeñas. Las compañías más grandes están encontrando más difícil agarrarse de la cuota de mercado, las mineras más pequeñas están superándolas”, afirma Joaquín Valle del Olmo, Managing Director & Partner de BCG.
La incertidumbre es un hecho e, invariablemente, los líderes deben tomar decisiones sobre la base de información imperfecta. El grado de incertidumbre en el entorno actual es especialmente alto porque la demanda en la era inmediatamente posterior al COVID-19 y las políticas comerciales volátiles han agravado la incertidumbre sobre el ciclo de la industria.
La devaluación o desinversión de cualquier cosa "no verde"
Cada vez más, los inversores, los gobiernos y las comunidades están votando con sus pies en respuesta a los ESG de las empresas. Los fondos de inversión están presionando a las empresas para que demuestren su compromiso con el cambio climático; muchos -incluidos inversores convencionales como CA Amundi (el gestor de activos más grande de Europa, con 1,6 mil millones de euros bajo gestión), el Norwegian Sovereign Wealth Fund, Allianz (mil millones de dólares en activos) y AXA- están desinvirtiendo de los productores de carbón y de las empresas de energía que utilizar carbón.
Entre las empresas mineras, las que se encuentran en el quintil más bajo de emisiones tienen una valoración un 12% mayor que los emisores promedio, y las que se encuentran en el quintil más alto de emisiones se valoran hasta un 10% más bajo que los emisores medios.
Estar en el commodity equivocado en un momento de mayor conciencia de ESG ha implicado que algunas empresas tengan bajos rendimientos. Cuatro de los diez peores resultados de la década son empresas de carbón, varias de las cuales están directamente expuestas a los precios de las materias primas y las presiones de ESG.
Los ejecutivos de minería comprenden el poder que las fuerzas externas pueden ejercer en su negocio. En primer lugar, no pueden darse el lujo de elegir un sitio de operaciones: el mineral está donde está. Además, la minería es especialmente sensible a las vicisitudes del mercado global, los mercados locales, las administraciones gubernamentales, el activismo político, las presiones ambientales y el cambio de sentimiento de los inversores.
Aunque la minería ha soportado una década bastante difícil y no se garantiza que el futuro sea brillante, las empresas tienen muchas razones para ser optimistas. Las acciones tomadas por los creadores de mayor valor de la industria ofrecen lecciones útiles para otros del sector sobre cómo trazar un camino hacia el éxito, a pesar de las muchas incertidumbres que se avecinan.
Al planificar diferentes escenarios y considerar lo que se necesitará para superar el ciclo, en estrategia competitiva, avance digital y transformación interna, y en cómo moldean su futuro social y ambientalmente, los actores de la industria pueden maximizar sus posibilidades de estar en la cima.
El informe completo puede consultarse aquí.
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